El deseo apasionado del éxito puede llevarnos a un desgaste emocional y físico que nos impide ver nuestro entorno, ya que sólo vemos "nuestra realidad", que a menudo es una percepción diferente a la del resto de los miembros de la Organización, e incluso de nuestros amigos y familiares.
Esta percepción "cuyo foco es el logro de las metas establecidas", le arrebata importancia al "cómo" e irremediablemente lleva a un liderazgo dictatorial, pues la razón está de un sólo lado imposibilitando la delegación y el trabajo en equipo.
El círculo vicioso se cerrará y el exceso de horas pensando sólo en el trabajo aumentará el desgaste y finalmente llegará el temido "burn out", que no es propio de los débiles, sino de los apasionados, sin medida, del éxito.
Nuestra labor es hacer conciencia en el individuo y/o grupo en la necesidad de delegar y compartir propiedad de los proyectos y lograr el éxito conjunto de la organización, sin sacrificar a subordinados, compañeros y familia.